Nació el 26 de diciembre de 1953 en la ciudad de Santo Domingo. Está casado con la doctora Margarita Cedeño, con quien procreó a Yolanda América María Fernández Cedeño. Es también el padre de Nicole y de Omar Fernández Domínguez, hijos de un matrimonio anterior.
Hijo de José Antonio Fernández Collado (fallecido) y Yolanda Reyna Romero, en 1962 fue a residir junto a su familia a la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, donde realizó sus primeros estudios. A su regreso al país, ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). En 1978, obtuvo el título de Doctor en Derecho con honores (Magna Cum Laude), destacándose como el estudiante más sobresaliente de su promoción. Su tesis de grado, “El Delito de Opinión Pública”, enriqueció el debate sobre el tema.
Profesor de varias generaciones de periodistas y comunicadores de la universidad estatal, impartió asignaturas relacionadas con el derecho de prensa, historia, sociología de la comunicación y relaciones internacionales. También fue docente en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Amante de la lectura, el doctor Fernández es reconocido como uno de los académicos y profesionales más lúcidos de su generación. Ha ganado prestigio debido a su sólida formación y a sus grandes dotes de expositor. Tiene dominio de los idiomas inglés y francés.
Por sus aportes a las ciencias políticas, ha sido distinguido por las siguientes universidades de gran renombre con el título de Doctor Honoris Causa: La Sorbona; en 1999; Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y Universidad de Seton Hall, New Jersey, en 2000; Universidad Estatal de Santiago de Chile, en 2002; Lehman College, en 2002; Stevens Institute of Technology, New Jersey, en 2004; en 2005, por la Nova Southeastern University, de La Florida; Universidad de Massachusetts y la Universidad Estatal de Panamá; Universidad Cultural de China, en Taiwán, y la Universidad de Hankuk, Corea del Sur, en 2006.
Ingresó al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en 1973, junto al equipo fundador de esa organización, liderado por el profesor Juan Bosch, un dirigente político que pregonó la equidad social y la honestidad como bandera. En sus primeros años universitarios formó parte del movimiento estudiantil de la década del 70 y ocupó el cargo de secretario general de la Asociación de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UASD.
Su creciente incidencia en los círculos intelectuales, a través de conferencias, trabajos periodísticos y debates, fue paralela a una progresiva ascendencia en el seno de su partido. En 1985 fue elegido miembro del Comité Central del PLD y en 1990 miembro del Comité Político. También se desempeñó como secretario de Asuntos Internacionales y Prensa de esa organización y como director de la revista Política, Teoría y Acción.
En 1994 fue seleccionado candidato a la vicepresidencia de la República, como compañero de boleta del profesor Juan Bosch. Al final del año 1995 fue proclamado candidato presidencial para las elecciones del 16 de mayo de 1996, reto del que salió airoso al ser escogido Presidente de la República Dominicana para el período 1996-2000.
Fue el primer presidente de la República Dominicana salido de las filas del PLD y uno de los presidentes más jóvenes de América Latina. En enero de 2002, las bases del partido lo escogen, a unanimidad, presidente del PLD. En julio del año siguiente ganó las elecciones internas y se convirtió nuevamente en el candidato presidencial de esa organización.
Como presidente de la República durante el período 1996-2000, Fernández Reyna desarrolló una dinámica política exterior para rescatar a la República Dominicana de su aislamiento tradicional. En ese contexto, participó en foros internacionales de vital importancia, como son la Asamblea General de las Naciones Unidas, las Cumbres Iberoamericanas y Centroamericanas de Jefes de Estados y de Gobierno y la Cumbre de Las Américas. También visitó varias naciones de Europa, así como Japón y Singapur.
Como gobernante, reforzó los lazos dominicanos con los países del CARICOM y Centroamérica e integró la nación al Grupo de Río y de los países ACP (Países de África, Caribe y el Pacífico). En esa organización fue elegido presidente para el año 2000. Bajo su mandato se concertó el Tratado de Libre Comercio con los países de CARICOM y Centroamérica.
Fernández reorientó la inversión pública hacia el gasto social y privilegió la educación y salud pública. Durante este período, la economía creció un promedio anual de 8%, la inflación no alcanzó los dos dígitos (tasa promedio de 5.9%) y la tasa de cambio se mantuvo estable. Entre 1999 y el año 2000, la actividad económica, medida a través del Producto Interno Bruto (PIB), creció en 10.8%, en términos reales. La tasa de interés promedio real de la banca comercial descendió de 24.2% en septiembre de 1996, a 18.9% en diciembre de 1998, lo que estimuló el aumento de la cartera de préstamos de los bancos comerciales.
En las reservas internacionales logró un incremento de US$200.9 millones en el nivel de reservas brutas y de US$268.8 millones en las reservas netas, en el período 1996-1998. Redujo la deuda externa de US$3,875 millones, monto total en junio de 1996, a US$3,507 millones, para una disminución de US$368 millones, que representa un descenso de 9.5%. En el período 1996-1999, los préstamos de la banca comercial dirigidos al sector privado se incrementaron de RD$34,861 millones a RD$65,271 millones, gracias al mantenimiento de la estabilidad en los índices económicos.
En el plano social, se crearon 650,000 nuevos empleos, gracias al financiamiento y fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas; al tiempo que mantuvo un programa de venta de alimentos a bajos precios en puestos fijos y ventas ambulatorias enfocadas hacia los barrios pobres. En el sector educación, logró aumentar de 300,000 a 1,300,000 las raciones diarias del desayuno escolar. Asimismo, instaló laboratorios de computadoras en todos los liceos públicos del sistema educativo y aumentó desde un 50 hasta un 100 por ciento el sueldo de los maestros. Instituyó el Premio a los Estudiantes Meritorios, otorgado mensualmente a los alumnos que obtuvieran las más altas calificaciones en sus centros docentes, al tiempo que promovió la lectura a través de las Olimpíadas de Lectura y relanzó la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo.
En el sector de la salud pública, el presidente Fernández inició la descentralización de los servicios y remodeló los hospitales. De igual forma, incrementó los recursos destinados a salarios del personal médico. Su gestión gubernamental dedicó especial atención a la población más vulnerable. Entre 1996 y el año 2000, la República Dominicana registró una disminución de la mortalidad infantil. De cada mil niños nacidos vivos en 1996, 46 morían, cifra que se redujo a 21.3, por cada mil nacidos vivos para el año 2000.
Tras la culminación de su gestión de gobierno en el año 2000, el doctor Fernández continuó sus aportes al desarrollo del país y de Latinoamérica, esta vez como presidente de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), una institución sin fines de lucro dedicada al estudio de los temas vitales para el país y su contexto internacional, la elaboración de propuestas innovadoras de naturaleza estratégica, el diseño de políticas públicas, la mejoría de la calidad del debate nacional y la formación de los recursos humanos.
Ante un panorama de crisis matizada por la quiebra de bancos, devaluación del peso, alta inflación y tasas de interés, la pérdida de miles de empleos y la quiebra de cientos de negocios y empresas, el presidente Fernández opta por la Presidencia de la República para las elecciones del 16 mayo de 2004, en la que fue escogido nuevamente, con el 57% de los votos.
Con el desafío de resolver la crisis económica más aguda que haya experimentado la nación dominicana, el 16 de agosto de 2004 el presidente Fernández juró por segundo período. La firma de un Acuerdo Stand By con el Fondo Monetario Internacional para recobrar la disciplina fiscal, el control del gasto, la creación de nuevos empleos, el incremento de las reservas internacionales, la estabilidad macroeconómica, una activa presencia del país en los foros regionales; la firma de tratados comerciales; el fomento de la educación básica y superior; el respeto a las libertades públicas y los derechos humanos son logros tangibles del cuatrienio 2004-2008, que sirvieron de apoyo a su reelección con el 54 % de los votos en las elecciones del 16 de mayo de 2008.
Paralelo a sus responsabilidades académicas, profesionales y políticas, ha desarrollado una intensa labor como ensayista. Es autor de los siguientes títulos: “Raíces de un Poder Usurpado”, “Los Estados Unidos en el Caribe: De la Guerra Fría al Plan Reagan”, “La República Dominicana hacia el nuevo siglo”, “La globalización y la República Dominicana” y “Nuevo Paradigma”.
Sus discursos han sido compilados en “Temas de Campaña I y II”, y en “Discursos I, II, III y IV”. Otros libros que resaltan los aportes de su gobierno son “Ningún Gobierno había hecho tanto en tan poco tiempo”, “Hablando la gente se entiende” y “Diez años de una visión, el camino de la modernidad y el progreso”.
Los últimos cuatro años de gestión del doctor Leonel Fernández, del 2008 al 2012, estuvieron basados en tres áreas fundamentales: manejo eficiente de la economía, construcción de grandes proyectos de infraestructura y sólidas relaciones internacionales.
El exmandatario consolidó sus iniciativas con miras al fortalecimiento institucional del país en sus estructuras internas y vinculación a un esquema global que potencie su economía y posibilidades de desarrollo en todos los órdenes.
En lo concerniente al manejo de la economía, la gestión de Fernández logró que la República Dominicana mantuviera la estabilidad y el crecimiento con inflación controlada en medio de una crisis mundial sin precedentes, algo que ha llamado la atención de la comunidad internacional y lo ha hecho merecedor de múltiples reconocimientos.
Como resultado de su estrategia, Fernández también logró, en su tercer mandato, la aprobación de una reforma sustancial a la Constitución de la República, la cual fue proclamada el 26 de enero del 2010.
Entre las principales innovaciones que contiene el documento, se destaca la inclusión del artículo 7, el cual establece que la República Dominicana es un Estado Social y Democrático de Derecho, lo cual significa que se funda en el respeto de la dignidad humana, los derechos fundamentales, el trabajo, la soberanía popular y la separación e independencia de los poderes públicos.
De igual manera, la administración de Fernández elaboró y ejecutó una efectiva estrategia con miras a fortalecer las relaciones internacionales del país y promover la inversión extranjera en la República Dominicana.
En ese tenor, la República Dominicana estableció relaciones formales con la República de Sudáfrica, la Federación de Rusia, la Autoridad Palestina, entre otros.
El exgobernante también hizo valer su liderazgo internacional para servir de mediador y solucionador de crisis. En esta línea se enmarca su papel protagónico en la XX Cumbre de Presidentes del Grupo de Río, celebrada en Santo Domingo, en la que propició un reacercamiento entre los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela; Álvaro Uribe, de Colombia, y Rafael Correa, de Ecuador.
A lo anterior se añade su papel ante la crisis hondureña, cuando con la mediación del entonces gobernante dominicano, el nuevo presidente de Honduras, Porfirio Lobo, accedió a la salida del destituido mandatario de esa nación, José Manuel Zelaya, quien fue recibido como huésped en Santo Domingo.
En el marco de su activa política exterior, Fernández propuso la creación de un grupo multidisciplinario de análisis permanente de los factores que inciden en la volatilidad de los precios de los alimentos y del petróleo para que trabaje en coordinación con el G-20, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y todas las entidades que se preocupan por el problema de la seguridad alimentaria.
Al justificar su propuesta, Fernández precisó que la ONU es el único foro legítimo y de carácter global, donde se pueda producir una legislación, convenio o tratado vinculante con los Estados miembros.
Después de dos meses y medio de intenso trabajo de la delegación dominicana ante la ONU, la Asamblea General de la ONU de ese organismo aprobó por consenso el proyecto de resolución presentado por el gobierno de Fernández para enfrentar la especulación financiera en los mercados de futuro de petróleo y alimentos.
Pero Fernández también demostró su vocación solidaria a favor de Haití, país que el 12 de enero del 2010 fue devastado por un terremoto de 7.2 grados que en tan solo 30 segundos dejo un saldo de más de 220,000 muertos, sin contar desaparecidos, heridos y otros daños materiales.
Ante la descomunal tragedia, diversas naciones del mundo, encabezadas por República Dominicana, manifestaron de inmediato su solidaridad con Haití y contribuyeron con medidas humanitarias de rescate y socorro.
Sin embargo, la tragedia haitiana precedía 200 años de lo que había sucedido aquella tarde fatídica del 12 de enero. Es por ello que el entonces presidente Fernández organizó, en junio del 2010, la Cumbre Mundial Sobre el Futuro de Haití, donde representantes de las principales naciones del mundo participaron en el diseño de un mejor destino para Haití.
En Punta Cana, provincia La Altagracia, donde se celebró el histórico encuentro, la comunidad internacional se comprometió a ayudar al vecino país a forjar un mejor porvenir para sus hijos y contribuir a que no solo se recuperase de los efectos devastadores del terremoto, sino también de los efectos nocivos de la historia.
En el terreno de las infraestructuras, la administración Fernández hizo verdaderas proezas, resaltándose la construcción de la primera y segunda líneas del Metro de Santo Domingo, dotando al país de uno de los más modernos y efectivos sistemas de transporte colectivo que existe en el mundo.
Además, en las gestiones de Fernández se construyeron importantes obras viales, como la Autopista El Coral, el Bulevar Turístico del Este, el Bulevar Turístico del Atlántico, la presa de Pinalito, el proyecto Corredor Duarte, la Autovía del Este, la carretera Santo Domingo-Samaná, el parque Eólico Quilvio Cabrera y la Ciudad de la Salud.
No obstante sus múltiples responsabilidades como jefe de Estado, Fernández sacó tiempo para hacer sus acostumbrados aportes de orden intelectual con la puesta en circulación dos libros, uno nuevo y otro reeditado: “Años de Formación: Escritos Políticos de Vanguardia” y “El Delito de Opinión: Censura, ideología y libertad de expresión”.
En reconocimiento a los aportes que hizo al pueblo haitiano tras el terremoto de enero del 2010, el entonces presidente de Haití, René Preval, condecoró a Fernández con la Orden Nacional Panamericana Petión y Bolívar, siendo la primera vez que un gobernante dominicano es objeto de una distinción similar por parte de su homólogo haitiano.
La distinción fue entregada en la comunidad fronteriza haitiana de Ouanaminthe (Juana Méndez), contigua a la provincia dominicana de Dajabón, en el marco de una ceremonia en la que ambos mandatarios relanzaron la Comisión Mixta Bilateral, y previo al inicio formal de la construcción, en las afueras de Cabo Haitiano, de una universidad donada por el gobierno dominicano a Haití en solidaridad por la tragedia.
Por esas mismas razones Fernández fue reconocido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), entidad que destacó el “impulso y liderazgo” que desde su cargo canalizó el entonces mandatario dominicano a favor de la solidaridad de los dominicanos hacia el pueblo haitiano.
Al entregar el reconocimiento, la representante local del PNUD, Valerie Julliand, afirmó que “nunca” en sus 17 años como miembro del cuerpo humanitario de la ONU había observado “un pueblo tan solidario” como el dominicano.
Más recientemente, el Consejo Canadiense de las Américas galardonó al doctor Leonel Fernández con el premio Estadista del Año 2012, en reconocimiento a su sólido liderazgo, así como a los logros alcanzados durante sus tres periodos de gestión y los aportes hechos a la comunidad internacional. La ceremonia realizada el 20 de septiembre pasado en Toronto, Canadá.
Con anterioridad, el exmandatario fue galardonado con los Premios Bravo, que entrega la Revista Latin Trade, de Miami, siendo condecorado, además, con la Orden del Quetzal, la máxima distinción que otorga el Estado de Guatemala.
Desde 2011 preside el Consejo para las Relaciones entre el Mundo Árabe y América Latina y el Caribe (CARLAC).
En agosto de 2014, fue elegido a unanimidad por los 33 países que componen la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para presidir la Fundación Unión Europea-América Latina y el Caribe (Fundación EU-LAC).